viernes, septiembre 14

BELLEZA CRUEL


Recién te conocí,

te reconocí como mía.

Me acogiste con ternura,

y pretendí sentirme en casa.


Recorrí tus calles,

de alguna manera me abrigabas

y conforme fui perdiéndome

en el laberinto de tu personalidad

observé a la enemiga,

la de cara alargada y blanquiazul,

sin colores calidos en el corazón.


Te mire con el rostro amargo

y de ceño fruncido,

te observé como se observa

el adoquín recién empapado

de lluvia que no cesa.


Te observé y seguí,

te quise querer, aún después

de sentirme lastimada

con tu sequedad y brutal indiferencia;

lo cierto es que no pude odiarte.


Eres tan fria y airosa

llena de tangos repletos

como pan relleno de resentimientos

y orgullo, eres tan alzada

como un mueble viejo,

perdido y olvidado

en la esquina de un continente,

como esas sillas Luis XV

esperando que regresen los bellos tiempos

en que alguien vuelva la mirada

y por tu hermosura repose en tí.


Eres cruel belleza

exclusiva y excluida

del mundo cálido aquél

de gente sencilla y entregada.


No pareces de aqui...

No eres de aqui.

Llegaste de otras tierras

y guardas en el corazón

el rencor de centurias pasadas

y tu doble moral.


Hoy volví a mirarte,

te observé, te recorrí

y no pude dejar de hacerlo

con una sonrisa como quien mira

a su hijo con comprensión

y recelo de su ingenuidad.


Actuaste intentando agradarme

con lo que crees que son

tus raices mestizas:

con tus bailes en la calle,

con tus artes que nombras artesanias

que contienen raices

previas a tu mundo.


Vienes a llamarme

lanzándome bocanadas de aire

y empujando tus aromas agradables

de insípido café

que me desvían de mi camino.


Ahora no salí a caminar

del brazo de quien me protege,

ahora no hubo necesidad

de defenderme de tu antipatía

pues hoy me sientes tan tuya

que al rozarme contigo

me ofreces protección...

Hoy por fin te vi sonreir.


Vuelvo al cobijo de mi amante

que también vive en tu recuerdo

buscando encontrarte como amiga

pero no sabíamos que tu abrazo se gana

golpeando tu corazón

con fuerza y algarabía,

bofeteando tu impulsiva terquedad

con ternura y por fin,

dormir en tu regazo que nos ha adoptado

como parte de tí.


Y es que hoy, justo hoy

tus parques me coquetean con la luz del sol

que rehusa caerse para hacerme ver

tras árboles de ramas a medio deshojar

tu oculta calidez y tu sonrisa.

Me miraste, te comprendí,

fuiste amiga, y ahora terminas el día

sencillamente siendo mi hogar.

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1 Comentarios:

A la/s viernes, septiembre 14, 2007 3:19:00 p.m., Blogger Pesadilla dijo...

Como no darle asilo a una pareja tan llena d energia, de ilusiiones, de victorias, de fracasos, de lucha incesante, de hambre, de satisfaccion. Es hora de golpear fuerte, de gritar al viento que los ciudadanos dle mundo estan alumbrrando el pais olvidado y que mantienen los pies en el sol pero el corazon en el aguila

 

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